martes, 23 de abril de 2013

La violencia sutil de Antigona


La violencia sutil

Estreno del Teatro La máscara 
 Cali - Colombia


El 11 de abril asistí al estreno del Teatro La Máscara y como si fuera una cosa trivial, me fui a casa al finalizar la función pero el carácter puramente contingente de la obra, se fue incrementado en mi inconsciente al mismo tiempo que sutilmente debilitado por la duda, pensé:  tal vez me falta alguna puntada sin zurcir, ya que en Comprender consiste el primer énfasis de la tradición trágica y me senté a escribir este texto que hoy quiero compartirles:


Sinopsis

  La obra  comienza en la cafetería  del teatro.  Una  mesa roja barroca elegantemente servida, personajes impecables esperan la llegada de alguien mientras una criada, de cofia  y organdí con flamantes bandejas de plata, nos ofrece sandia, fruta que dará paso a la metáfora de la sangre que correrá simbólicamente durante toda la función.

I parte: Ella, la criada de esta historia  nos atiende y entre sonrisas nos recuerda que tiene por nombre Esperanza, en tanto comienza el gran evento. Algo genera un ambiente incomodo.  Finalmente una chica de rojo llega apresuradamente  a la mesa y se proyecta un vídeo publicitario de las maravillas de Colombia  y su folclor.  La chica de rojo es Antígona,  ríe a carcajadas  con cada frase de cajón de lo pronunciado en la imagen proyectada. El discurso no se hace esperar. Al finalizar esta escena un hombre, que es a su vez es el director, Gabriel, nos contextualiza sobre el acontecimiento  que veremos y sus dificultades teóricas, al fondo se escuchan porros y una pareja baila sutilmente sobre la mesa roja.  Luego somos invitados a bajar como Antígona a la pesadilla de nuestros muertos.

II parte: Bolsas de basura de todos los colores llenan el espacio, lentamente se mueve un ser que desconocemos entre los plásticos, lugares geográficos de masacres son nombrados insistentemente mientras vocifera improperios contra los asesinos, este muerto –viviente  se desliza, se  acerca, se agranda… Mas bolsas son tiradas de otros lados,  la incomodidad de los cuerpos que observan, genera una tensión particular: la tragedia  clásica ha muerto y ha empezado  nuestra propia tragedia.

El narrador /director con voz conforme, nos comenta desde arriba que: la tragedia es “la forma de arte que exige la intolerable carga de la presencia de Dios”  y recordamos que desde fines del siglo XIX se habla de esta muerte inevitable, debido tal vez al proceso de secularización del mundo actual que se plantea todo como irreversible. Sin embargo, nos invita a seguir entre muertos y bolsas, debemos hallar la puerta  a la sala, como si  entráramos de lleno al siglo XXI, pareciera que la percepción del mundo y sus valores no resultan tan uniformes como harían suponer los académicos. 

III parte: Todas nuestras Antígonas

Una niña lanzada al río Cauca, quien sabe por qué razones, nos aparece del inframundo y nos habla con su boca llena de piedras, su cuerpo  mojado intenta explicar la última tarea del colegio mientras que una mujer zurce su desgracia. En otro momento la criada llamada Esperanza plancha el genocidio  de un país que se desangra día a día a los ojos de los poderosos. Todo en un ambiente  sutilmente violento.

Otra imagen:  vemos una gran sandia iluminada como una gran cabeza, escuchamos  la narración de un partido de fútbol, reconocemos  los nombres de los jugadores, son algunos alias de famosos delincuentes. 
La sandia es partida en dos con un hacha por un payaso patético, aludiendo al macabro juego de los paramilitares con las cabezas de las víctimas; vuelan sus partes como barbarás alegorías a las memoria sanguinaria de los asesinatos masivos del país, antes nombrados.  

En el siguiente cuadro el director sube de nuevo al escenario, explica las partes formales de la tragedia,  las criadas recogen con sutil delicadeza en las bandejas de plata los restos de sandia y  limpian con cuidado el espacio como si no hubiera pasado nada..   El estomago se nos rebota, la sandia empieza a tener forma humano y es casi como si hígados y pedazos de cuerpo  desmembrados  nos salpicaran en ese instante.  Luego desfilan camisas untadas de sangre en un orden incauto, una radio novela nos cuenta el dolor de los desplazados, el himno nacional de la República de Colombia se va deformando en el cuerpo de  “Esperanza”.

IV parte  Antígona e Ismene bajan de lo alto y encuentran las botas de su hermano, ellas sueñan con su libertad pero son sorprendidas por un sonido que les demuestra lo contrario. Su hermano ha muerto. Sobrevive del dialogo de Antígona e Ismene la conocida sumisión de la mujer como motivo constante en Sófocles, aquí, el carácter de Ismene queda reflejado al aceptar esta sumisión como algo insuperable. Antígona finalmente baja al Hades y es ahogada por cuerpos sutilmente delicados que inundan el escenario mientras se escucha el monologo final de heroína:

…¡Ay, subterránea morada que siempre más ha de guardarme! Hacia ti van mis pasos para encontrar a los míos. De ellos, cuantioso número ha acogido ya Perséfona, todos de miserable muerte muertos: de ellas, la mía es la ultima y la más miserable…(Antigona, Sofocles,ca 442 a.c)


Las  sutilezas

La tragedia  de Antígona es hoy nuestra historia contemporánea, una verdad de apuño ineludible de olvidar; ante nuestros ojos la lucha de Antígona merodea día a día en los noticieros y diarios del país. No se necesitan hacer grandes esfuerzos para ver la injusticia cada día, es cada vez  más  evidente  y cínica en toda la ciudadana colombiana. ¿Pero quién nos la cuenta hoy de nuevo? pues es, el grupo de planta de la Mascara: Lucy Bolaños, Luz Marina GIl, Pilar Restrepo, Susana Uribe, Lina Riascos  y Sergio  Gómez en su última obra  de estreno: el grito de Antígona vs la noda vida, bajo la dirección  especial de Gabriel  Uribe.

La sutileza del tiempo en el transcurrir de las imágenes es una característica de la obra, entre la representación y la presentación, lo sutil de la violencia se deja ver, nos permea como espectadores cada poro del cuerpo. Definitivamente nos comprueba que nos hemos acostumbrado a esta realidad sutil de la violencia,  tanto que ya se nos confunde con la ficción entre la radio novela y el partido del fútbol o entre  carnavales y reinados teñidos de sangre y corrupción. ¡Si! , todos estos son lugares comunes de nuestra Colombia, entonces ¿donde estaría  lo sutil?

Yo diría que en su trazo, en el lugar de lo no dicho de los acontecimientos escénicos mientras la representación baila sobre una mantel rojo un porro colombiano. O  en, Esperanza, la criada, de esta historia, la que plancha  la sangre sobre el  organdí de nuestra  desdicha.  Esta sutil violencia la encontramos  en el sonido del himno nacional desentonado y maltrecho dando remedos  de patria rota. También en el lugar del poder que esta de frente a una mujer que se borda lentamente su propia memoria, está a su vez donde se alborotan las moscas, entre cuchillos y moto sierras, evidenciando que nos gobiernan  políticos de narices rojas. 

Ultima puntada sin dedal

La mujer que zurce cierra el telón, corta el hilo de la violencia para resolver los preceptos aprendidos, no sea que tengamos que atestiguar el futuro y recordar el pasado con una mirada distinta.. Pero,  que paso con el hombre que nos explicaba paso a paso las partes de la tragedia. ¿Qué paso con esa voz que parecía tener la verdad en la palabra hablada, hacia donde nos conducirá ahora, porque no aparece para explicar lo  acontecido: el sin final evidente.

La función termina, el publico queda inmóvil, impávido sin respiro, Parece que el grito de la nuda vida a cubierto de sangre el grito clásico de la tragedia, el dolor moral la ha dejado sin imágenes, sin palabras, parece que en vez de reflexionar sobre el nacimiento de la tragedia según Nietzsche, como algún público esperaba, participamos más bien es de su muerte como lo dijo Steiner hace más de medio siglo. Sin embargo La persistencia del tema de Antígona en la cultura de Occidente en todas sus épocas, a través de innumerables reelaboraciones en todos los géneros, ha sido señalada por George Steiner como el caso más extremo y extraordinario de permanencia y reiteración de un tema dramático. Steiner lo explica atribuyéndolo a que en él se condensan los cinco conflictos fundamentales que a su juicio dan origen a todas las situaciones dramáticas. El enfrentamiento entre Antígona y Creonte sobre el destino de los restos de Polinices plantea a la vez los conflictos entre hombres y mujeres, entre la vejez y la juventud, entre la sociedad y el individuo, entre los seres humanos y la divinidad, y entre el mundo de los vivos y el de los muertos.[1]   En la obra que nos ocupa estas energías filosóficas y poéticas que se exponen no se aprovechan, aparecen como sugerencias de una separación radical entre la verdadera tragedia y la supuesta ha ser representada. La voz trágica se empeña en callar en el teatro. Me atrevería a decir que las causas de dicho  silencio son sutilezas sin terminar.

...por zurcir

En la obra de la máscara aparece más claro el deseo romántico de gozar de los privilegios de grandeza y sentimiento intenso asociados con el teatro trágico, que el carácter único de la” alta tragedia”. Pero, detallemos estas diferencias en la escritura dramática;  en la tragedia no hay remedos temporales, son únicos no sólo por su talla, sino también por su forma y su técnica. Al parecer en el grito de Antígona o la noda vida nos encontramos es ante otra forma de melodrama. 

Recordemos que el Melodrama es casi tragedia: 4 actos de violencia trágica y culpabilidad en un quinto de redención e inocencia recuperada. En contradicción a lo descrito por el narrador /director en la escena  cuando recoge delicadamente los pedazos de sandia que han quedado sobre el escenario después de una violento machetazo.

Si la acción total de una tragedia neo clásica se da dentro del lenguaje en esta obra se encontraría entonces, en la voz acomodada del narrador, pero ella solo nos enuncia reflexiones literarias, casi académicas, sobre la naturaleza y la elipse de las formas trágicas para luego desaparecer sin compromiso alguno con lo creado o reinventado.  

¿Cómo  así? por obligación debemos perder el hilo de la discusión del poder de Creonte, Hemòn y olvidarnos de Ismene, Eurídice y demás mujeres en la tragedia de Antígona  o  simplemente debemos pasar por alto la problemática de la justicia en los textos del coro y de Tiresias. 

- ¿Será que el accionar de la tragedia la encontramos en el hilo que se corta al final o en la cavada en el patio por Lucy...?  pero , como esta parece mas bien, que la acción lo que hace es perpetuar la metáfora..  
 O estará  en el grito ahogado debajo del plástico industrial, pero, entonces  ¿porque  finalmente calla?

 “solo quien cumple su deber hasta el sacrificio de los bienes más preciado puede conocer el valor de lo que pierde” (Antígona de Sófocles 897- 904). 


Liliana Alzate Cuervo Cali , abril 22 2013


[1]  Steiner, George (2009). Antígonas - La travesía de un mito universal por la filosofía de Occidente. Barcelona: gedisa. ISBN 978-84-9784-356-0