Vacilaciones en las tablas de las periferias capitalinas
2018
Por Liliana Alzate Cuervo
Agradeciendo la invitación de Kiosko teatral a participar en este espacio de reflexión, quiero
comenzar irrumpiendo con las pautas
pedidas para el escrito, ya que hablar de todo el acontecer escénico de Bogotá
en el 2018 es un recorrido inmanejable y un tanto pretensioso; por tanto me saltare
las márgenes y a cambio ofrezco
cuatro vacilaciones desde las periferias del hecho escénico de la ciudad.
Analizare, entonces aspectos ocurridos en la ciudad que han
reunido al medio teatral en este 2018 siendo estos relevantes para la reflexión
actual; ya que creo que el hacer escénico también ocurre en la
periferia y no solo en el centro de las funciones teatrales de obras terminadas;
sino también en la curaduría de eventos, ya sean autónomos o apoyados
institucionalmente. (Festivales, espacios alternativos, temporadas,
repertorios, homenajes y/o espacios pedagógicos) siendo estos espacios actos creativos
que legitiman o no a creadores y procesos; normalmente pasados por alto en las evaluaciones anuales bajo
la consigna de lo mejor de año.
A partir de mi trayectoria como
investigadora teatral y creadora escénica, les recuerdo a los lectores que
continuo en mi interés por construir
puentes entre la reflexión, el proceso creativo y la obra teatral desde una
mirada que nos incluya como sujetos creativos del territorio que compartimos;
con el fin de encontrar nuevas claves de lectura para ver nuestras obras
y dejar de pensar que el espacio
de la crítica y la investigación es un hecho aislado de los artistas y del
público. En esta línea debo aclarar la
mala interpretación del concepto y la utilidad de la crítica teatral, porque se
asume como juicio de valor, como lugar
opuesto a lo creativo, como lugar de poder para cambiar lo que creador propone. Como si la razón y la intuición no pudieran dialogar, como si el
ejercicio de la reflexión no fuera enriquecer y no pudiera ser lugar para la
trasformación creativa.
La verdadera critica es un puente que abre
contenidos, aumenta el goce del convivum,
descifra signos, aporta nuevos significados, propone sentido a los nuevos lenguajes
estéticos de un creador. Dilucidemos para los que les gusta sustentar la
creación con el pensamiento occidental, que desde Lessing hacia fines del siglo
XIX se incorporo la figura del el dramaturgista
en la creación dramática. Lo dramatúrgico, para los nuevos directores, dejo de
ser solamente una sucursal de la literatura
y requiere de un dialogo reflexivo
del observador especializado. Bajo
estas premisas periféricas pasare a
postular mis vacilaciones sobre certámenes, espacios creativos, lugares
periféricos, así como algunos objetos de la creación dramática que vacilaron
sobre las tablas capitalinas en este año que termina.
·
Primera vacilación: Escritura en fuga
El primero son los espacios para el
análisis de las escrituras dramáticas, estas creaciones que si bien no son
obras terminadas demuestran la basta necesidad de dar a conocer muchas personas que escriben, pero que no han
logrado todavía poder exhibir su trabajo.
El espacio de La Maldita Vanidad que aparte de sus funciones teatrales realiza las
Benditas Lecturas un espacio de investigación y creación, en
donde los participantes preparan obras leídas y las presentan gratuitamente al
público, todos los sábados a las 5 p.m en la Casa 1. En sus benditas lecturas se generan acontecimientos de nuevos
dramaturgos y directores que ponen en contacto diferentes generaciones de
actores y abren la participación de forma independiente creando unas alianzas con
la pedagogía y la literatura. Como
ejemplo de esta experiencia tuve la
oportunidad de asistir a una de ellas Esmero
de Adelaida Corredor en la cual es afrontado el miedo a la enfermedad, a la
fragilidad de nuestros cuerpos y nuestras mentes, la obra por la autora hace parte del libro Instinto de
Supervivencia, 6 lanzamiento de la Clínica de Dramaturgia de Bogotá a través de
la editorial UD de la Universidad Francisco José de Caldas. Entre los actores y
actrices se destaca la lectura de Patricia Maldonado, reconocida
actriz de nuestro país. Dándole un nivel a la interpretación
dramática y subrayando el valor de la unión de diferentes generaciones
teatrales que devele las diversas
escuelas de nuestro país.
Así como este ejemplo también tuvimos
el Torneo
de Dramaturgia del Teatro Colón, con la propuesta de ring de boxeo
y dramaturgia, donde se enfrentaron
ocho textos inéditos de escritores colombianos, camuflados tras un seudónimo,
siendo los jueces los asistentes a cada presentación. Aquí también directores y actores de diferentes fuentes
actorales fueron invitados a
trabajaron sin conocer el autor de las
obras. Incubando espacios valiosos para
la creación de redes de los mismos hacedores escénicos.
En medio de las dos lecturas
enfrentadas asistíamos a un mach de boxeo en el escenario del Teatro Colon,
trasgrediendo las fronteras y construyendo
otros espacios para la formación de públicos en un clásico teatro bogotano. La propuesta,
nació ante la necesidad del director del Colón, Manuel José Álvarez, de
encontrar nuevos dramaturgos y conocer sus inquietudes frente a la realidad
nacional. En mi vacilar periférico les
sugeriría a sus organizadores para futuras versiones indagar en el puente estético de la
apasiónate vida del simulacro de la de la lucha libre como
teatralidad innata y la vitalidad
de la palabra escénica como contrastes creativo. Así como una convocatoria más
incluyente para la elección de los diferentes
directores y actores/actrices de cada
una de las piezas. También aclarar al
público evaluador la conciencia que en lo está calificando prima el texto dramático más que la puesta de la lectura en el acontecer
escénico.
Otro espacio de eventos importante en la ciudad es el espacio de Punto Cadeneta Punto (Taller metropolitano de
dramaturgia) de Umbral Teatro en la avenida 19 con 5 Que muestra resultados de su HUERTA
DRAMATURGICA en modalidad de RESIDENCIA CAMPESTRE en Guatoque Boyaca dirigida
por Carolina Vivas Ferreira. En estas lecturas se confrontan diversas generaciones de dramaturg@s
que han bebido de las fuentes de la escuela de su autora, que ya lleva más de
10 años cosechando plumas dramáticas con
un sello muy particular de creación. No sin antes anotar también el movimiento
escénico del año en el espacio teatral de galponcito de Umbral, con sus las
temporada del repertorio del grupo e invitados nacionales e internacionales a
su sala.
Finalmente quisiera anotar la
experiencia entre la academia y la creación
en el marco del coloquio de
literatura de la Universidad javeriana, en donde se realizó una mesa larga en dialogo performativo, varias lecturas de textos
dramáticos se pusieron en la mesa, dando a conocer temas tratados en el seminario
de la Maestría en literatura: dramaturgia
desde la frontera a cargo de la maestra Liliana Alzate Cuervo. Se indago sobre la palabra americana en los
textos y las voces subalternas que han sido invisibilizadas en la historia de
la escena (la mujer, lo indígena, lo afro y lo criolla). Este primer intento de
vinculación de la dramaturgia en la
academia rompe las fronteras invisibles
que separan la creación del rigor académico.
·
Sesegunda vacilación: Objetos en el balancín
Refracción, mientras no se apague el sol:

Se
visibiliza un homenaje a nuestras
etnias que rezan agradecidas y siguen cuidando las tierras que les regalaron
sus ancestros a pesar de la insistencia de los poderosos por borrarlas de la historia oficial. También estalla
una visión punzante sobre una raza que sigue sin entender el valor de sus
recursos naturales, que se acostumbró a vivir en el infierno de la devastación
y ahora se hunde en sus propias
desproporciones.
En esta sala teatral, que ha simulado como espejos los conflictos
sociales e históricos de nuestro país
desde Guadalupe Salcedo, los primeros traficantes de droga, los
comuneros, el Quijote y Sancho Panza,
hasta el cura guerrillero Camilo Torres. Ahora, es el escenario de una otra historia. Desde la estética de su
estructura y la narrativa a temporal se
siente una evidente continuación de un
germen encontrado en la obra Nayra
del 2004 haciendo vigente esta
búsqueda artística de su memoria de creación colectiva y transformando su lenguaje para responder a
ese complejo tema del medio ambiente, lujo de apuesta creativa que solo grupos
como La candelaria puede darse. César ‘Coco’ Badillo, quien dirige esta nueva
producción continúa un legado teatral con los integrantes de La Candelaria en
un proceso de creación en grupo que demuestra un vez más la investigación como
acto estético para la recepción. Desde el 2016 trabajaron en esta nueva creación bajo la idea que propuso
Fernando ‘Piyó’ Mendoza, uno de sus actores más antiguos quien, sugirió
la urgencia de hablar sobre el precioso
líquido.
Sin duda, la experiencia de los artesanos de la creación de Refracción (Fernando Mendoza, Diego Vargas,
César Amézquita, Leonardo Fernández, Luis Hernando ‘Poli’ Forero, Adelaida
Otálora, Rafael Giraldo ‘Paletas’, Nohra Gonzales, Carmiña Martinez, Edith
Laverde ,Erika Guzmán y Cesar Badillo) logran pasarnos su interés por reflexionar sobre la naturaleza. Recordarnos que somos los
seres humanos los invitados en
esta tierra y los animales sus
anfitriones. Solo queda entonces desearle los mejores augurios al
grupo y a su cocinero mayor Cesar
Badillo, para que logren armonizar este enjambre creativo y encuentren en el paso de las funciones la multiplicación de la luz que haga brillar
estas energías puestas en escena
bajo el concepto de la 'Refracción'.
FE II parte
fe: Creencia y esperanza personal en la existencia de un ser
superior (un dios o varios dioses) que generalmente implica el seguimiento de
un conjunto de principios religiosos, de normas de comportamiento social e
individual y una determinada actitud vital, puesto que la persona considera esa
creencia como un aspecto importante o esencial de la vida.
Este es el tema de la obra del grupo Teatro Temporal con la Dramaturgia
y dirección de Pedro Miguel Rozo . ¿Fe?
es un ejercicio creativo que consta de 2 obras; ¿Fe? 1 y ¿Fe? 2. La primera
expone el tema de las creencias, comportamientos y dogmas que existen en
diversas partes del mundo y que van desde el ultra catolicismo hasta llegar al
chamanismo. Y la segunda explora en nuevas prácticas culturales manteniendo la
misma estructura narrativa: 7 cuadros, incluidos algunos monólogos. Su elenco
está compuesto por Reina Sánchez, Diana Jaramillo y Jonathan Villamil con gran equilibrio en la escena por parte de las dos actrices. Las cuales juegan con las emociones del público y se dan
el lujo por la precisión y dialogo actoral de retratar de manera cómica la pasión y esperanza que despierta este
asunto fe entre los espectadores.

Adela y El problema
del mal
Basada en el capítulo 6 de la novela
Elizabeth Costello, del Premio Nobel de Literatura Jhon Maxwell Coetzee, esta
adaptación escénica realizada y dirigida por Adela Donadío invita al público a
seguir la aventura personal e intelectual de una escritora y sus dilemas
éticos. La puesta en escena a tres voces
(Rosario Jaramillo, Brunilda Zapata y Carlos Mariño) ubica la palabra en el
centro de la acción alrededor de una mesa de conferencias y con un soporte
gráfico, sin artificios e incluye al público como oyente y cómplice.
El problema del mal es una obra arriesgada que pone en juego escénico el paso de la literatura
al teatro. Indaga en la reflexión urgente de como asumir el compromiso con el mal de la historia viviente. Elizabeth
Costello es una controvertida, madura y experimentada escritora que va por el
mundo dictando conferencias. Es invitada a dar una charla en Ámsterdam sobre
“el eterno problema del mal”. Toma como material de crítica para apoyar su
tesis una novela de un autor inglés. La situación se complica cuando ella se
entera de que el autor también está invitado al evento, lo cual desata en ella
una crisis. Esta crisis, a la luz de la palabra de Coetzee, asalta sutilmente a
la platea en el teatro al tratar temas como la postura ética del artista ante
la narración del horror de hechos históricos y los límites de lo moral en el
mundo contemporáneo. La reflexión de
nuestro contexto irrumpe en nuestro
corazón cuando Adela su creadora, nos sugiere un símil en su puesta con la dura
realidad entre victimarios y víctimas de nuestro propio conflicto. Sin
pretensiones de espectacularidad los actores nos escriben en un tablero palabras
que evidencian más las contradicciones humanas antes los hechos históricos y con sencillos quiebres
teatrales nos envuelven entre la palabra y el gesto mostrándonos el compromiso
histórico que tenemos los creadores con
el silencio o con el grito sobre las injusticias de la realidad contemporánea.
La virgen del mercedes de los autores
Nicolás y Ricardo Dávila

A medida que la obra avanza en tiempo
real se muestran los deseos, culpas y
pasiones de los personajes en conflicto, realidades que pueden causar aún más
terror que los estragos de la naturaleza. Aunque todos están cercados por la niebla del páramo
y los estragos del derrumbe, como un milagro, enviada por cielo y de copiloto
en un Mercedes azul celeste modelo 87,
llega la Virgen para solucionar problemas y hacerse cargo de pecados que no son
suyos. Los sobrevivientes, interpretados
por los actores Laura Nepta, David Osorio, Ángela González, Pablo Restrepo,
María Adelaida Palacio, Catalina Botero, Juan Combariza, Nury Márquez, Carlos
Ramírez y Francisco Aldana, no saben si permanecer allí o salir a buscar a sus
desaparecidos, y ahora deben encontrar nuevos motivos para seguir adelante.
La dramaturgia demuestra un trabajo
concienzudo y rigoroso de la línea de pensamiento de cada uno de sus
personajes, en general la obra acoge al
recetor quien empieza a vivir la calamidad con cada uno de los seres en la
escena. La propuesta en La virgen de las mercedes acierta al
mostrar no solo los conflictos entre los personajes, sí no la develación lenta
de los conflictos al interior de cada uno de ellos. Se logra un enlace con las atmosferas escogidas y abre el sentido metafórico a las
anécdotas hacia una verdad implacable del abandono de muchos territorios
de nuestro país. Como último
comentario para sus creadores de tan
sentido trabajo, revisar la temporalidad del acontecimiento hacia el final de
la obra; pues se vive como una resolución apresurada y a lo deux machine
de los escritores, ya que se va agotando en
la sonoridad rural en los últimos
cuadros, el público va perdiendo el interés de la escena pues algo
dejo de ser verdad dentro del universo creado.
·
Tercer espacio de vacilación : Festivales
por subrayar
Festival La flor del actor

Organizado y gestado por la cubana Merida Urquía, con más de 20 años de residencia en Colombia que inspirada en el concepto desarrollado por, el maestro japonés creador del teatro noh, Zeami Motokiyo, el japonés relacionaba el trabajo de los intérpretes con las flores de las distintas estaciones del año, pero enfatizaba que la única flor auténtica es la que permanece con el actor en toda su carrera, desde su infancia hasta su vejez. El evento presento 11 obras de Colombia, Dinamarca, Perú, España, Ecuador y Brasil, y rindió sentidos homenajes a 16 actores de gran trayectoria. Las Funciones, foros y talleres se realizaron en el mes de noviembre en cinco teatros de la ciudad que hicieron red: Tecal, El Galponcito, Casa Tea, El Parche Nacional, Sala Seki Sano y La Candelaria. Los agasajados colombianos fueron el actor y director Misael Torres, de Ensamblaje Teatro, Álvaro Rodríguez, director del Teatro Alcaraván; Ignacio Rodríguez y Carolina Beltrán, de Umbral Teatro; Beatriz Camargo, creadora del Teatro Itinerante del Sol; Juan Monsalve, fundador del Teatro de La Memoria, y Fernando ‘Piyó’ Mendoza, Patricia Ariza y Luis Hernando ‘Poli’ Forero, del Teatro La Candelaria. Todos creadores imparables de la escena que estaban en mora de ser reconocidos por el mismo medio teatral. Estos homenajes recogen el legado de otros grandes maestros directores cuyo trabajo aún está vivo en el cuerpo de los actores y las actrices que tienen hoy 45 o 50 años en escena. Además el encuentro reunión una abanico de invitados internacionales de gran prestigio creativo como el argentino Hernán Gené, uno de los principales maestros del clown en Latinoamérica, También el brasileño Carlos Simioni,; Claudia Monsalve y Fernando Moncayo de Ecuador y Else Marie Laukvik y Frans Winther, del Odin Teatret de Dinamarca.
El evento también organizo espacios para la reflexión alrededor
del término ‘teatro contemporáneo’. Con foros como ‘Teatro, herencia y
memoria’, además de clases magistrales e invitados como la investigadora
teatral Marina Lamus y el director y dramaturgo Carlos José Reyes. Lástima que en
este espacio no se puso en dialogo las nuevas lecturas sobre pedagogía y las visiones
de las diferentes escuelas para que el ingrediente pedagógico lograra impactar
realmente las nuevas generaciones y hacer reflexionar a la academia que
sigue impávida desde sus fronteras impermeables mientras los
discursos van lejos en análisis e interpretación.
Me quiero referir en esta programación
especialmente a los creadores del grupo de Teatro Yuyachkani de Perú, Yuyachkani, palabra
quechua que significa “estoy pensando”, “estoy recordando”, este Grupo Cultural
es reconocido mundialmente como uno de los máximos exponentes del Teatro
peruano y latinoamericano. Parafraseando a la investigadora Ileana Diéguez: los
Yuyachkani no son solo productores de
espectáculos, sino, y esencialmente, un centro de investigación de las
tradiciones culturales latinoamericanas, un laboratorio permanente de formación
y desarrollo del arte del actor y los lenguajes escénicos. La misión de
Yuyachkani es estimular el desarrollo de las artes escénicas como un espacio de
creación, de invención, que permita cambiar y transitar por los lenguajes más
diversos para desarrollar formas genuinas de teatralidad nacidas de la
necesidad de comunicar en un contexto propio.
Han creado una filosofía basada en un
proyecto de vida en común de sus miembros; Generando una cultura de grupo,
además de una larga lista de espectáculos. Sus montajes suelen ser de contenido
político o social, intentando representar la realidad andina del país y con un
especial interés en el tema de la violencia interna sufrida en el Perú en los
años 80 y 90. Ahora bien,
específicamente mostraron en este evento El desmontaje de Antígona, protagonizado por
la actriz Teresa Ralli, y dirigido por Miguel Rubio. La actriz nos narra toda la tragedia griega con solo
una silla, su cuerpo y la emoción. Nos lleva magistralmente por el recorrido de
Antígona dejándonos volar en su posibilidad simbólica de transformar un
contexto como el nuestro. La categoría
de desmontaje hace más rico aun la experiencia ya que podemos ver paso a paso
la construcción del proceso creativo, poniendo en vacío tanto al espectador
como la herramienta escénica.
Es un evento que busca visibilizar el
trabajo de los grupos de mediana trayectoria sin sala de la ciudad, pero que
además tienen como característica el teatro de texto. Se realizó del 6 de
septiembre al 6 de octubre, consolidándose como uno de los tradicionales
festivales de teatro de Bogotá. En esta oportunidad con la participación de los
grupos: Teatro Estudio 87, el Taller 406; La Compañía Nacional de las Artes, Vp
Ingeniería Teatral y el grupo Génesis Teatro. Cinco compañías, cinco obras,
cinco salas de teatro y el apoyo desinteresado de un grupo de gestores,
creadores y amantes de las artes escénicas, que hicieron posible la versión 2018 bajo la coordinación
de la Compañia Púrpura Creactivo.
Además de contar con la programación
artística, se realizó una muestra de las
obras dramáticas escritas en la Clínica de dramaturgia de Bogotá y tres charlas de interés reflexivo para el
sector. Construyendo espacios para
pensarse a sí mismos como sector del teatro capitalino, importante gestión que
nos sugirie la permanecía durante el
año, para construir unos clubes de espectadores interesados en este sector del
medio teatral.
La historia de este Festival de
Teatro Sala B es importante de
subrayar pues surge en el año 2010 como
una iniciativa del sector, he interrumpidamente
se sigue realizando hasta el 2017 con apoyo de Idartes. El liderazgo del
festival anualmente se entregaba a una organización diferente y se mantenía en
constante evaluación y reinvención, convirtiéndose en las últimas tres
ediciones en un circuito teatral con 7 u 8 temporadas de 3 días cada una. En
esta versión, debido a la pérdida del apoyo por parte del sector oficial, la
agrupación Púrpura Creactivo tomó el liderazgo de esta iniciativa y se puso al
frente con los espectadores de teatro de la ciudad para que ocurriera este 9° Festival de teatro Sala B – Circuito 2018,
los teatros que apoyaron fueron:
Bernardo Romero Lozano, García Márquez “El original”, La Libélula Dorada,
Teatro Charlot y El Tecal.
De esta programación quiero anotar la obra: Una Mariposa Se Posó En Mi Hombro El Día Que Dijiste Sí del grupo
VB Ingeniería Teatral, el grupo de Fanny
Baena y Fabio Velasco asume con esta obra bajo la tutoría del dramaturgo y director Arístides Vargas del
grupo Malayerba de Ecuador.
El: Si me cortas la cabeza ya no podre pensarte…
Ella: Si me cortas los brazos ya no podre abrazarte
Un ejemplo de dialogo de los dos
protagonistas mientras simulan jugar un juego virtual que nos muestra las
dificultades de la comunicación entre los seres humanos. Inicialmente uno
podría decir que se trata del amor de pareja, nos pregunta de manera simbólica si
creemos en el amor o como realmente
vemos a los otros con los que convimos pero, la obra nos habla también de las
dificultad de la vida, cuando de realizar un sueño se trata y tejiendo más
delgado es una pregunta sobre el poder; que tantas veces
nos absorbe a nosotros mismos y como es al final, el amor el que
rigüe todo en el universo, mejor dicho la posibilidad de decir SI a todas las opciones que nos brinda la
vida, tanto oscuras como luminosas.
En varios cuadros, los creadores
hacen uso de lenguajes expresivos que dan cuenta de su indagación en el proceso
creativo para la puesta. La actuación de los personajes cambia en su Gestus tras la poética de la palabra, mientras se
contrasta con los videos que se proyectan. Así como la música va creando imágenes
y su escenografía modular de “medio cajón, va girando y construyendo varios
espacios cotidianos: una cama, un baño, una sala de juegos, una cocina, un
salón de baile. A todo lo anterior se le
suma un texto altamente poético escrito por Vargas, que es proyectado
eventualmente sobre la escenografía develando lo que quiere ser dicho o lo que no.
¿Es posible crear un territorio de encuentro cuando se han perdido los
fundamentos y las razones de estar juntos? Dice un texto
de la obra; Yo me atrevo a decir que la
obra le hace esa pregunta al país como símil a nuestro contexto de posguerra a
propósito de nuestra última toma de decisión colectiva en las elecciones de
2016-2017. Tuvimos dos veces la opción de decir SI, al cambio de años de historia y no lo pudimos hacer juntos, como parejas
aferradas al amor propio y ciegos ante el ego no logramos ceder ante un bien colectivo. Es
esta la realidad apremiante que parece advertimos la obra en su palabra poética,
ya que desnuda la polaridad aplastante
de nuestro país y evoca claves en la
posibilidad de decir SI.
El montaje constituye un reto Teatral en sí mismo al querer
armonizar sobre el vuelo poético de la
palabra el efecto dramático sin perder la sensación de verdad en la actuación; La obra
se asume para el espectador como en claves de lectura y tiene dos
importantes sonoridades por encontrar en la construcción del lenguaje escénico;
una alcanzar la elevación de espíritu y expresión que usa la palabra al mismo
nivel con que amplía sus propuesta actoral,
traspolando metafóricamente el conflicto de pareja al post conflicto del país. Para cerrar
quiero resaltar la valentía en la permanecía
y el riesgo del proceso escénico
que asume (Fanny y Fabio) con el director del Malayerba Ecuador al seguir asumiendo el decir SI a una nueva indagación creativa. Seguramente con las funciones esta clave
ya retumba y logra posar la mariposa en nuestro hombro en la lúdica de la
representación
·
Cuarta vacilación : fluctuación de
personalidades a ritmo de academia
Maestros de Alexandra Escobar


La escuela de Gonzalo Valderrama Múnera,
cuentero en los AÑOS 90 y hoy comediante
colombiano, conocido por su participación en el programa Los comediantes de la
noche, ha creado un tipo de escuela de stand up Comedy desde hace unos años,
formando a conocidos de la talla de Antonio Sanin, Alejandro Riaño, Iván Marín y Diego Camargo, entre
otros. La experiencia realza espacios periféricos de la urbe durante el año en
diferentes zonas Centro, Chapinero,
Teusaquillo, y la Universidad Nacional. Los
lugares que normalmente son bares como A
seis manos, Smoking Molly, café y crepes, The boss bar, chapines, LEDE,
Gastropub 1987) se abren a estas nuevas manifestaciones escénicas y apadrinan
estos encuentros semanales o quincenales; allí se han ido formando una serie de
diestros comediantes, que trabajan de la mano de Gonzalo, con su sello
particular en el humor. Quiero subrayar
que en los encuentros que he asistido, me sorprendí
de las voces femeninas y del discurso escogido como lenguaje, Rescatando
a Catalina Guzmán, Liz Pereira, Pamela Ospina, María Fernanda Cárdenas, Silvia
Castañeda y Flor Sanabria. Como si se intuyera, en este asunto de la comedia, cierto rasgo masculino con una necesidad apremiante
de decir, de dar a conocer nuevas voces que habiten lo cotidiano y referencian generaciones anónimas actuales deseosas de dar a conocer
sus modelos de vida.


EL LIBRO DE JOB – O LAS CALAMIDADES- de la ASAB
Montaje del último semestre con
Director y Dramaturgo: Invitado Johan Velandia se presentó en Teatro Libre – Sede Chapinero donde se adaptó
magistralmente el libro de la biblia exponiendo
en lenguaje escénico las páginas del libro de Job en versión colombiana. Este reconocido y talentoso director compuso
un montaje ágil que sumo con delicadeza
la destreza de su grupo de actores. Velandia llevo a este grupo de actores jóvenes
por historias escritas en el campo, en la montaña, en una vereda de una remota
geografía latinoamericana llamada Uz. En la casa de los Méndez se ha colado la enfermedad, el miedo sin
paciencia y la visita funesta de una vieja desventurada. La casa de los Méndez
es el Libro de Jo. La casa de los Méndez era rosario y biblia, chancleta y
cacareo de gallinas. Era balón de fútbol, ladridos de Barrabás y tareas incompletas
de Ezequiel, Jeremías y Judith. La casa de los Méndez era un antiguo testamento
familiar con puntos y comas. Era Dios sin diablo, revelación, comunión,
sacramento, mandamiento, anunciación y la venida de un mesías sin pesebre, sin
habla, sin pies. La casa de los Méndez es hoy calamidad.
A Ricardo le “Sobran
palabras”


·
Conclusiones de las vacilaciones :
Incertidumbres personales
Sé que este análisis por las diversas
vacilaciones periféricas de la escena capitalina no es exhaustivo y faltarían muchos eventos por nombrar pero,
espero haya alertado algunos corazones sobre la direccionalidad de las políticas
creativas actuales y ojala renueva las
fronteras invisibles de los creadores de
la ciudad e incluyan en nuevas versiones más miradas analíticas y críticas en sus curadurías del
arte escénico tanto institucionales como
auto gestionadas.
Estos pocos espacios creativos aquí referenciados son
prueba de un hacer escénico trasformador
del presente así como evidencian la urgencia de un análisis más serio del que
hacer escénico expandido. Para hacer visibles las fronteras estéticas que develan esfuerzos
colectivos por sobrevivir al mercado cada vez más frívolo y sancionador de un
arte que busca un pensamiento creador comprometido.
Como cierre invito a revisar a los directores
de las escuelas de arte dramático de la ciudad sobre las posturas foráneas que
alinean nuestras poéticas y evidencian un pensamiento colonial en la
construcción del conocimiento teatral de nuestro país. También incito a los
jóvenes estudiantes y creadores escénicos a pensar el hecho escénico nacional en
pleno conocimiento de la otra historia teatral latinoamericana pues, el que no reconoce su memoria está sentenciado a
repetirse. Y así como marchamos por el
derecho a la educación pública exijamos cátedras de reflexión crítica que dialoguen
con nuestra historia teatral latinoamericana, que reconozcan las teatralidades diversas (indio, afro, femenino, queer y
mas), en el arte colombiano. Pidamos
profesores que indaguen y debatan las nuevas claves de lectura de los discursos
teóricos actuales y la práctica
expandidas de nuestros territorios, para lograr diálogos enriquecedores entre generaciones que construyan un pensamiento
propio para el público y la creación futura.
Resistamos a la mentalidad posmoderna,
occidental canónica asentada en la academia clásica, donde la revisión de nuestro trasegar creativo
y nuestras experiencias estéticas suenan rancias y desactualizadas. Pues
es evidente la vigencia de los discursos que aún viven en
nuestro territorio como lugares de exclusión, marginación o privación de
derechos. Solo si reconocemos nuestra
propia interculturalidad de la cual estamos hechos podremos enfrentar nuestro pasado con
dignidad y capacidad trasformadora. Y entonces,
tal vez por fin reconocer nuestro que hacer escénico conjunto como arte vigente
e imprescindible.
Por ultimo invito a promover la creación de espacios para los espectadores
que dialoguen mensualmente con la académica, los investigadores y los creadores
nacionales. Para así poder presentar la diversidad de reflexiones que
posibilitan la capacidad de actualizar los actos performativo en nuestro teatro.
LILIANA ALZATE CUERVO
Terminado de escribir noviembre 28
Bogotá.