Apuntes
sobre Festival de mujeres 2019
por Liliana Alzate Cuervo
Del 1 al 11 de
agosto de 2019 se realizó en Bogotá la vigésima octava edición del Festival de
Mujeres en Escena por la Paz, un evento organizado desde hace 28 años por la
Corporación Colombiana de Teatro bajo la dirección de la teatrista Patricia
Ariza, y que tiene como razón de ser, resaltar el papel de las mujeres como
arte y parte de la realidad del país.
yo como
teatrista colombiana considero que la permanencia de este encuentro sigue
siendo de gran importancia para nuestra
praxis teatral como herramienta política y vale la penas en esta vigésima
octava versión reflexionar sobre cómo
esta muestra nacional del teatro de mujeres
sigue siendo una herramienta de resistencia subalterna que defiende la práctica teatral extendida, y engarza un llamado a la conciencia, a la visión crítica y
se convierte en un agente de cambio de sujetos políticos y una praxis sanadora.
Con el apoyo del
Ministerio de Cultura, Idartes, Confiar – Cooperativa Financiera, Canal Zoom,
Canal 5 Tu Canal y Centro de Gestión Cultural PUJ, durante 11 días el festival ofreció
a Bogotá teatro, danza y performance, desde una mirada de género y una
conciencia de aporte en los caminos hacia la paz. Los espectadores disfrutaron de una
programación artística y académica variada en 25 escenarios. Más de 90
funciones programadas junto con una oferta académica única además de mesas que
reflexionaron entorno a la mujer, la política y el teatro.
Tomare como
ejemplo algunos trabajos, que conozco y otros que pude ver en el festival
además de algunas reflexiones que
compartí en uno de los encuentros
que fui invitada por la CCT ya
que la cartelera es extensa y difícil de
abordar en su totalidad .
Tiempo de
agradecer….
Esta vez quiero
centrarme en el subtítulo del evento: gracias por hacer arte y parte. Gracias
es una de las palabras que
aprendemos primero en nuestro idioma nativo y lo hacemos también cuando
aprendemos una lengua nueva. Quizá es porque es una de las que más necesitamos
cuando nos exponemos a un ambiente totalmente diferente. Podríamos hacer todo
un análisis sobre el uso de la palabra, pero no es esto lo que quisiera
compartir con ustedes en este escrito; no quiero hablar de acepciones o de
buenos modales, mucho menos de etiqueta. Es cierto que la palabra Gracias puede
volverse rutinaria, sin embargo no podemos desconocer su poder, cuando
agradecemos a las personas el efecto es doble porque es especial hacerles
sentir que han hecho algo por nosotros o que estamos simplemente felices de que
sigan a nuestro lado y en el quehacer de la escena.
El
agradecimiento es algo que se vienen repitiendo en varios trabajos y eventos de
los últimos años sobre las tablas nacionales y fue la acción por excelencia de
este evento del 2019. Sin embargo a pesar de ser un gesto tan poderoso, muchas veces
no se entiende su efecto, nos cuesta agradecer o incluso recibir
agradecimientos; sentimos que agradecer es aceptar que debemos algo. El no reconocer a los demás, supone también no
reconocernos en ellos mismos y su hacer.
Pero es evidente
que algo ocurre más allá del slogan de un festival, parece ser que estamos en un
tiempo de agradecernos entre todas y todos lo aprendido y des aprehendido en
este camino. Lo cierto es que agradecer
es algo muy simple; decir gracias es la formalización de ese acto, es dejarle
saber a los demás o incluso recordándonos a nosotras mismos la gratitud por
cualquier circunstancia. Es reconocer,
es actuar con humildad y sin artificios, aprendiendo a valorar lo que en verdad
es importante en la vida. Hablemos hoy sobre ello, ahondemos en el valor y el
poder del agradecimiento para bien de la memoria de la escena nacional que
trasforma y de un país en mora de ello.
Así fue como en
esta versión, el Festival se agradeció a las mujeres artistas del Teatro
Matacandelas en sus 40 años de vida y trabajo, así como un reconocimiento a
este importante grupo de Medellín. También se elogió la trayectoria de las maestras Aida
Fernández, actriz y fundadora del Teatro Experimental de Cali, y Perla de La
Rosa, teatrista mexicana, dos destacadas representantes de la escena nacional e
internacional que han dedicado más de medio siglo al teatro.
Como ejemplo de
este tiempo de agradecimiento en que nos encontramos, son las apreciaciones
del el profesor y creador Sandro Romero
sobre la obra de Cali ,ACTORES DE PROVINCIA del Teatro del Presagio
de Cali: “…lUno agradece a los dioses
que existan monstruos de la escena que lleven sesenta o incluso setenta años
pisando las tablas y gozando con este oficio privilegiado y cruel. (….)El oficio del teatro, representado con
los sudores de la disciplina y del rigor, de la alegría y del juego, no nos permite
otra reacción que la de los aplausos en cadena. Por eso, con el mayor gusto,
abrazamos a Aída y a sus compañeros de escena, porque se trata de un triunfo de
nuestro oficio, un jugueteo de las breves horas de la vida y un llamado de
atención para que sigamos con sigilo y con ganas porque, en cualquier momento, dejamos
de ser actores de provincia para convertirnos en marionetas de un destino más
duro y menos complaciente. Salud, paisanos caleños. Muchas gracias por la
lección de dicha” S. Romero [1]
Pero quiero
subrayar que el agradecimiento es también un camino hacia el perdón, El
sencillo acto de ser agradecidos, supone ya un modo de liberación personal. Entonces
este gesto deja de ser solo un ejemplo de humildad o reconocimiento de méritos
para ser en nuestro país una necesidad política más que urgente, la cual ligada
a la escena, que es el arte del presente se convierte en gestora de un cambio. Entonces, el camino entre pensamiento y
acción por medio del agradecimiento, es también una filosofía política en este
caso desde la praxis. Me amparo en la definición que da el político y filósofo
italiano Antonio Gramsci : “[...] Todo es
político, incluso la filosofía o las filosofías, y la única filosofía es la
historia en acto, es decir, la vida misma.” (Gramsci, 1970: 29).
El potencial
político ocurrido en la práctica teatral vivida en estos días en la capital, es
muestra de ello, su poder sanador y transformador yace en todos los procesos de
creación ocurridos en esos once días. Y
aquí debo resaltar uno de los eventos del Festival, el IX Foro Polifónico Mujeres y Paz “Derechos de las mujeres al
liderazgo, a la paz y a la cultura”, que se realizó el 5 de agosto de 2019 en
el Teatro La Candelaria. Este acto vivo de realidad política y activismo
social, gestado por la maestra Patricia Ariza y su equipo de trabajo es el
ejemplo de esa praxis política y artística que busca elementos articuladores entre
mujer, teatro y política.
Patricia se ha inscrito
en el conflicto del país desde su práctica artística hace muchos años y su
activismo político es una lucha apasionada en las nuevas y las antiguas
interpretaciones del país de la mano
siempre de la sociedad civil victimizada. En su obra performativa
y sus eventos se observa la liminalidad como extrañamiento del estado habitual
de la teatralidad tradicional y en las acciones que elige entretejen
experiencias estéticas, políticas y éticas. Por ese motivo presenta la
contradicción entre la permanencia de un estado hegemónico y las nuevas
disposiciones que pueden ser generadas. La transformación que logra consiste en
una subjetivación constante de los grupos subalternos, en su reconocimiento
social y su legitimación irreparable entre las partes del conflicto. En otro de sus recientes performance, "Por ellas nos rapamos el 25 de
noviembre" Patricia en parecía con las peluqueras asesinas y más
mujeres comprometidas hace su propia auto ficción, y se rapa la cabeza en vivo como
resistencia a la violencia de genero vivida a diario en el país. La acción
trasgrede la cabellera como símbolo de feminidad y de cautiverio demostrando
que vivimos todas encerradas en un país donde el porcentaje de los feminicidios
diario es inaudito.
El Festival también
contó con la participación de importantes directoras y dramaturgas distritales,
nacionales e internacionales, que trajeron a escena montajes en donde las
mujeres fueron las protagonistas, entre ellas:
Victoria Valencia de Medellín,
su grupo La mosca negra y el teatro de Margarita Rosa Tirado Mejía, Maria
Isabel Naranjo Cano Artres Compañía Lia Nessim Macía ejecutaron la
"Instalación acción en devenir LUTO " Obra performática: Plegarias de barro , la cual propone a
través de la alternancia entre la materia y lo emocional, un encuentro con los
objetos, prendas y textiles que rememoran al ausente, evidenciar los miles de
cuerpos desaparecidos en Colombia. En ella se pudo percibir una elevación poética del alma del país , su
contenido social habla de la reconciliación y la integración de los opuestos
para aceptarnos y convivir con nuestras multiplicidades. vale la pena recordar que su compañera de acto Margarita Rosa Tirado Mejía del Quindío, es activista,
poeta y reside en la reserva natural Rosa de Los Vientos, de Salento,
Quindío, exhorta a las mujeres a
restablecer lazos diferentes de creación para buscar vivir de una manera más
simple y relacionada con el mundo.
También contamos
con la directora Carolina Vivas con su grupo Umbral teatro y su obra, estrenada en 2001. Donde se reflexiona sobre
la realidad del campo colombiano, olvidado y azotado por la violencia. La obra
transcurre en cualquier pueblo pequeño del país al cual llega un grupo armado.
Unos alcanzan a irse, otros mueren degollados. A partir de una investigación
rigurosa centrada en relatos de víctimas y a lo largo de dieciocho escenas, la
dramaturga Carolina Vivas narra la barbarie del conflicto armado a través de
dos animales típicos del campo: la gallina y el cerdo. Nos preguntamos que se
cocina creativamente en la cabeza de Carolina y su grupo y porque deciden traer
de nuevo a gallina a los escenarios del festival de este año y no sus últimas
creaciones.
La directora
Fanny Baena también estuvo presente con
"El otro animal" con su
grupo VB ingeniería teatral, que pronto
cumplirá 10 años de trabajo interrumpido. En esta obra ahondan en los
vericuetos psicoanalíticos de un actor y una actriz que construyen desde lo más
íntimo de su psiquis dando paso a unos personajes que descubren caminos de su
inconsciente y que hacen de su ser un medio para contar muchas historias. Una
vez los personajes recuestan la cabeza en el diván, empieza a despertar la bestia
para salir.
Asimismo se estuvieron
varios directores que se interesan en narrar historias de mujeres, y
cuestionarse sobre las “nuevas masculinidades”. Rescataría algunos:
“La conferencia
de actor” de Carlos Satizábal, donde intenta definir través de un rol de conferencista, las nuevas masculinidades, creando
una obra sobre la búsqueda de los ojos del hombre que con sus ojos desnuda a
las mujeres, el interlocutor no quiere
ser más un sexista o secreto violador. La acción propuesta por Satizábal es una
indagación teórica sobre las subjetividades masculinas y una apuesta para
pensarse una nueva masculinidad. El locutor, remplazando al autor, como nos lo
deja saber al inicio invita a un café al público, usa referentes literarios
para explicarnos sus dudas sobre las masculinidades y descubre que el
patriarcado esta detrás de la mirada y la voz. Carlos se arriesgarse hablar de
lo desconocido por la cultura patriarcal, y se le agradece el riesgo que toma pues,
aun hoy en día son pocos los masculinos
del teatro que le dan la importancia y quieren
asumir el tema a manera personal
John Viana y su
versión de La casa de Bernarda Alba
de su grupo Elemental teatro, logra que la tradición lorquiana se revierta en una
propuesta actoral contenida, más hacia dentro que hacia afuera con su grupo de
actrices. El sonido de cerraduras, del cerrar de puertas y ventanas, compone un
movimiento preciso en la escena que nos trasporta a largos corredores de las
antiguas casas tradicionales y contiene una sutil evocación española entre los abanicos y los coturnos que
usos los actrices. John Viana mantiene la calidad de la tradición teatral de Medellín,
sobrepasando su linaje Farleidiano y logra imágenes valiosas sobre el
cautiverio femenino con una puesta en escena magistral que da cuenta de una
propuesta actoral de su trabajo en equipo y sus años en la escena.
"Naunuu, Los Enemigos de la Nación Wayuu" del grupo Corporación Cultural Jayeechi bajo la Dirección de
Cristina Pimienta y Enrique Berbeo de la Guajira. La obra como en un sueño Wayuu en pleno
desierto nos anuncian en lengua, el absurdo de la realidad de este
territorio y su nación ancestral. En imágenes
se denuncia la urgencia del agua y las condiciones infrahumanas que se siguen
viviendo en este territorio colombiano a causa de la corrupción de los entes
gubernamentales. Los cuales son mostrados de forma cómica sin embargo, consiguen
un efecto contrario , pues no hace parte de una categoría dramática sino de
una realidad cínica de la clase dominante de este país; En escena parece
una parodia y en la vida real una tragedia que no termina.
La obra es una
adaptación de la obra de Henrik Ibsen “Un enemigo del pueblo” y resultado de la
convocatoria internacional IBSEN SCHOLARSHIP 2017- Noruega. También relata la forma en que las expresiones
ancestrales y su cosmovisión se ven afectadas por un sistema individualista,
donde las comunidades se convierten en indigentes dentro de su propio
territorio. A Cristina, Enrique y todo su grupo, gracias por sus 26 años de
trayectoria y por insistir en la visibilizarían de nuestra identidad y la sabiduría
de su gente a través de sus cantos, sus gestos, sus lengua y la belleza de sus colores
que nos trasporta como publico citadino a reconocer la identidad de nuestro mestizaje
de la cual todas hacemos parte.
El director
César “Coco” Badillo trae Sólo un momento
en la que cuenta la realidad de una
mujer sus heridas y las convierte en un poema escénico a ritmo de performancia. La actriz irrumpe en el escenario, vestida de
blanco y sin rostro, esta teatralidad describe la importancia de valorar la feminidad
de lo íntimo. La obra relata las vicisitudes de una mujer a sus 29 años y es
escrita y protagonizada por la actriz Andrea Quejuán. “Sólo un momento” indaga en los amores de su autora en diferentes
situaciones y se pregunta sobre el concepto del amor en cada momento de la
vida. Esté “collage teatral” es una mezcla de elementos de la vida real, improvisaciones,
pedazos de textos, juegos del director, canciones, elementos documentales y
ficcionales. , “Solo Un Momento” llega al festival tras un exitoso recorrido
por escenarios de Argentina y Francia.
Unipersonales que agradecen
El trabajo Maestros es un acto performativo
construido por la actriz de larga trayectoria en el grupo de teatro La
Candelaria: Alexandra Escobar Aillón, la cual conformo este trabajo como resultado de un encuentro teatral en suiza en el 2018, en el cual agradece a sus maestros y maestras de vida en
su oficio de la escena (Santiago García, Pepe Sánchez, Patricia Ariza, Emilcen
Rincón, Juan Carlos Agudelo y Jairo Vergara, entre otros) usando la auto
referencialidad Alexandra nos va contando su trasegar artístico y su paso por el corazón de otros que fueron
parte activa de su creación actual.

Lastimosamente
esta reflexión se queda corta con la basta cartelera del festival, sin embargo
no quería dejar pasar el tema del agradecimiento para hacer yo el ejercicio con
mi pluma y recordar la importancia de recuperar la memoria de estas acciones.
Coda : «El agradecimiento es la memoria del corazón.»
-Lao Tse
Viviendo el
festival y sus encuentros recordé una concepto de las mujeres del pueblo NASA,
que me enseñaron hace unos años en un trabajo escénico con ellas: el “Nasa wala Üus” ,es el pensamiento del gran
pueblo. Nasa wala es el espacio de todas
y todos, donde se identifican como partes integrantes de una comunidad y donde
pueden expresarse y realizar su
capacidad de decidir desde la razón, la lógica y la espiritualidad para hacer
la gran unidad en torno a su proyecto de vida colectivo. La “nasa wala” la palabra
hace referencia a una reunión multitudinaria del pueblo para dialogar a
partir de la sabiduría y el conocimiento de cada uno de los que asisten a este
espacio para ponerse de acuerdo y decidir.
Entonces
siguiendo esta memoria ancestral quiero compartir la inquietud que me deja el festival
por la labor de la memoria en movimiento entre la creación y la reflexión como
hecho artístico y político. La ausencia de miradas reflexivas en conjunto sobre
lo que ocurrió en escena, encuentros de escritura crítica y creativa bajo estas
primas, sigue sin hacer parte de su línea académica. Yo considero que la
reflexión escrita antes y después del hacer es de suma importancia para las
creadoras y para conformar una curaduría que eleve la construcción de
conocimiento desde la mirada femenina.
El movimiento
que propongo, es un juego del pensamiento de afuera hacia adentro y de adentro
hacia afuera. Es decir, un trabajo en espiral hacia la concientización de las
condiciones de poder que nos atraviesan y nos conforman para trabajar sobre
ellas y actuar en lo político desde otros lugares y con más conciencia. Este Trabajo requiere de tiempo antes y
durante el festival y conocer los procesos de creación teatral que se
analizarían y dejar materiales escritos, publicables que procreen con las artistas
invitadas. Es a través de éste proceso
desde dónde opera la transformación de los sujetos y de los colectivos. Defendiendo así la visión de un arte para ser
vivido frente a la de un arte para ser contemplado. Vemos así el arte teatral
como una herramienta para reflexionarse y re hacernos juntas. Pues no es sólo
lo que se dice, sino cómo se dice; y no solo es luchar sino cómo luchar para
verdaderamente transformar las relaciones de poder que se articulan en lo
cotidiano.
Cada año al acabarse
el festivales de nuevo salimos llenas de júbilo a nuestra soledades creativas pero
con muchas de las mismas debilidades
como por ejemplo: ¿entender que papel realmente juegan las relaciones de poder
internas de cada grupo para la construcción de conocimiento desde lo femenino?,
o ¿cómo manejar los intermediarios de los proyectos sociales que cada vez desconocen más el valor de los artístico en la paz y
reconciliación, pero si se ganan económicamente
más proyectos con este tema ? ; ¿Cuáles son la estructura de poder que
determina las condiciones sociales en las que suceden los hechos teatrales que
realizamos? Pues, abordar un proceso teatral desde el prisma femenino es una
nueva lectura de nuestro conflicto, al crear un laboratorio creativo de subalternidad
política se escuchan las nuevas voces y la lectura de los cuerpos victimizados,
en código teatral, reflejándose las relaciones de poder inscritas. Por todas esas razones la conformación de estas memorias no puede
ser solo un recuento periodístico del sucedido, ni lo cubre la inmediatez de
las redes sociales sino una memoria del corazón con agradecimiento.

Porque somos con secuencias de todas las mujeres que
llevamos dentro, somos secuencias de lo que hemos recorrido, somos con, sin
para, sobre, tras. Somos las secuencias que hemos habitado y todas las mujeres
que hoy nos habitan” texto mujer –es, Alzate, Liliana ,[2]
Se terminó de escribir chía 18 de agosto del 2019 .
[1] https://www.facebook.com/sandro.romerorey/posts/10156247092201056
[2] obra Mujer-es toberin : voces Mujer es https://www.youtube.com/watch?v=7iYtlzSjD_Y
Mujer-es: estrenado con las mujeres
del TOBERIN 2019. https://vanguardiateatral.blogspot.com/
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